Amanda Meza
Un papeleo por las garantías para su vida. ¿Para qué? La vida del defensor ambiental y líder indígena kichwa Quinto Inuma Alvarado, le fue arrebatada cuando retornaba a su hogar. Los sicarios armados tenían, según denuncias, vínculos con el tráfico ilegal de madera y narcotráfico.
Era 29 de novimbre de 2023 cuando el apu de la comunidad nativa Santa Rosillo de Yanayacu de la región San Martín, fue asesinado. Había informado varias vecss que era víctima de amenazas por denunciar las afectaciones al medio ambiente de su zona, incluso tuvo oportunidad de exponer su caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Tal fue la magnitud de su situación que finalmente el Estado se desperezó y en el 2021 el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (Minjusdh) activó una alerta temprana por su situación.
Su hijo Kevin Inuma, llegó a Lima junto a su madre ahora viuda. Exigió que el asesinato de su padre se investigue con celeridad, pero es escéptico ante la actuación del gobierno porque ya vio como su padre denunció y denunció y fue asesinado. Hasta ahora no ve indicios de alcanzar justicia.
“El impacto más grande que tenemos, además de la pérdida de mi papá, es que la comunidad está desordenada, y las personas están empezando a hacer otras cosas ilegales, debido a que el actual apu, vice apu y las rondas están en Tarapoto mientras dura el proceso”, dice Kevin Inuma.
LA FALTA DE DINERO COMO OBSTÁCULO DE JUSTICIA
El hijo de Quinto pone en relieve lo difícil que es para una familia el largo camino de la justicia. El padre, Quinto, era el sustento principal económico de la familia y en su muerte no solo deben replantear la forma de cubrir sus gastos como familia, también deben buscar fondos y ayuda de otros pueblos para poder solventar las diligencias de las investigaciones. Kevin es ahora quien debe apoyar en mantener a su madre y hermanas. Su madre constantemente debe trasladarse a Tarapoto, por ejemplo, para seguir las indagaciones. O ambos llegar a Lima, como ahora, para que su voz sea escuchada y acompañar también a otras víctimas en situaciones similares porque se aprende también a sortear los obstáculos que pone el propio sistema de justicia.
“Queremos que atrapen a los que han cometido el crimen, porque es una cobardía como mataron a mi papá. El Estado también es culpable, porque mi papá ha hecho innumerables denuncias de que tenía amenazas de muerte, y pese a ello, no ha hecho nada. Qué protección tenemos como defensores, acaso estamos haciendo una labor para nosotros, es una labor para el bienestar de todos, no solo de nuestro país, sino para el mundo”, sostiene Kevin Inuma.
El hijo del líder kichwa sabe que seguirá el legado de su madre y padre de defender el medioambiente. El territorio es vida y sangre de sus ancestros. Sabe y es consciente de los derechos de los pueblos indígenas. Sabe que la justicia en su país no se encuentra, se exige. El camino así es.