Por Amanda Meza
A partir de las voces y las vivencias de las mujeres de una familia, la hija a punto de ser casada, casi regalada, a un extranjero facho y capitalista, la aun servidumbre indígena que sobrevive al latigo de los criollos, y la incorregible manía de creer que cada quien es más dueño de la verdad en tanto tiene más posesiones y más privilegios. Y a la par, mientras aquello que narro transcurre en 1824, otra familia en 2024 o, digamos, la misma familia en esta época se vuelve a rehacer en tanto disputan una herencia, una casa por vender, y reflexionan sobre la memoria, la ética, el racismo, el clasismo, el fascismo, el terruqueo… el Perú en su miseria, mientras afirman que esto no es un país. 200 años que no cambian en muchas vivencias, pero transforman algunos sentidos comunes.

Dos siglos de sobremesa, dirigida por Gustavo López Infantas, escrita por Gustavo Adrianzén, es una obra teatral magnífica. Conecta dos épocas a través de las desigualdades, primero desde la voz de las mujeres oprimidas, y que luego va atravesando aquellas inequidades históricas que están expuestas en el día a día pero que es necesario revisar como parte de nuestra historia. No se puede hablar de racismo hoy sin escuchar, examinar y estar dispuestos a vernos en nuestra propia historia de violencia como país. No individualmente, no en la burbuja de nuestras experiencias y lo que pensamos o suponemos del otro, otra, otre.
El montaje cuenta con las actuaciones de Gonzalo Molina, Urpi Gibbons, Alaín Salinas, Gianni Chichizola, Sol Nacarino, Paulina Bazán y Guadalupe Farfán. Vale decir, todas y todos son perfectos en su papel y destaco principalmente la potencia del discurso de ‘la hija’, ‘la india’ y ‘la esclava afroperuana’ tan directos, tan claros, tan necesarios.

Dos ideas importantes que llaman la atención y pueden llamarnos a la reflexión. La afirmación de que «esto no es un país». Y, claro, cómo se construye un país si no es en colectividad. Pero cuando esa colectividad se pierde y la polarización vence, y vivimos con las «comodidades» del capital, cuando se hace imposible el diálogo, la incertidumbre se posiciona y pesa. Se evidencia clarísimo en el personaje que llaman “el facho emergente”.
Lo otro que destaco es la interpelación a qué hacemos, lo dice la joven repartidora ‘delivery’ en un momento fugaz: «La indiferencia es la normalidad», y entonces estamos expuestas y expuestos. He ahí donde radica la mayor de nuestras preguntas en este presente de tanto adormecimiento político.
No les digo más. Vayan a ver esta obra que además combina lo audiovisual con la presencialidad de actores y actrices. Una obra necesaria, imperdible.
Lugar: Auditorio ICPNA Lima Centro (jirón Cuzco 446, Cercado de Lima)
Hora: jueves y viernes, 8:00 pm; sábados y domingos, 7:00 pm
Entradas a la venta en Joinnus
https://www.joinnus.com/eventos/teatro/lima-dos-siglos-de-sobremesa-70632