Luz Ramos Dolorier es historiadora y una de las fundadoras del colectivo de estudios feministas universitarios de la universidad Federico Villarreal. Hace cinco años que tras reconocerse feminista inició la organización de foros y participó en plantones y marchas.
Fue importante tener referentes en las aulas. Su profesora de Historia María Inés Valdivia le daba libros sobre las luchas de los movimientos feministas en Perú y en el mundo. Esa motivación la llevó a seguir explorando más y se especializó en Estudios de Género, esa experiencia le llevó a profundizar en la vida de mujeres feministas como Zoila Aurora Cáceres y Dora Mayer, enfrentadas a las opresiones de su época.
Par Luz como para sus compañeras universitarias hay una pieza fundamental en cómo se organiza el feminismo.
“La lucha es colectiva. Hay que unir fuerzas colectivamente para ser escuchadas por las autoridades. Aún falta mucho por visibilizar las demandas de las universidades de regiones como Cajamarca, Trujillo, Huancayo y otras. Consideramos que el importante visibilizar al movimiento universitario feminista y avanzar en las demandas de las disidencias en las aulas”, sostiene Luz.
Luz Ramos
LA VIOLENCIA, EL PRIMER EJE
Una de las denuncias más frecuentes por parte de mujeres estudiantes que reciben los círculos feministas universitarios es la violencia. El año pasado en la universidad San Marcos se implementó el Protocolo contra el acoso y hostigamiento, sin embargo aún hay pendientes para mejorarlo.
Ana Claudia Estrada es representante de la Asamblea de Mujeres en la universidad San Marcos. En carne propia ha vivido desde hace un año la dificultad de acceder a una justicia rápida en el espacio universitario.
Cuando denunció a su expareja encontró soporte en sus amigas feministas que ya estaban organizadas. La acompañaron en la formalización de su denuncia ante las autoridades y en el seguimiento y apoyo emocional. Sin embargo, nadie está preparada para la violencia y revictimización de los círculos de compañeres que suelen negar la violencia o reducirla a un espacio de intimidad.
“Es bastante complicado y desgastante aún nuestra lucha como feministas en las aulas, en algunos casos por ser feministas se nos relega en ciertos espacios”, señala.
“Yo sufrí acoso y hostigamiento por parte de mi exareja y el último año me lo he tenido que cruzar en varias clases y en otros espacios. Y lo que pasa es que las víctimas somos las que nos tenemos que alejar de los espacios porque otros compañeros que son amigos de los denunciados comienzan a decir que “por qué le hace frente a la persona que la ha violentado”, “son cosas de pareja”, y frases así cuando se le comunicó que no tuviera contacto conmigo”, cuenta Ana Claudia.
Para Ana Claudia, que las mujeres feministas estén organizadas es un cambio transformador.
“Tratamos de brindar seguridad a las y les compañeres que denuncian. Y acompañarlas en el proceso, eso es lo que hace la secretaría de género de la universidad. No tenemos función sancionadora, pero metemos presión para que se cumplan los protocolos y se pueda sancionar a universitarios, docentes, personal administrativo que vulnere o violente a las y les estudiantes”.
A pesar del protocolo, aún enfrentan también la revictimización, el tener que dar sus testimonios varias veces, someterse a la mirada y cuestionamiento de otras y otros compañeros que les dicen: “en mi facultad no existe la violencia”. Nada más falso.
En noviembre de 2023, un caso generó revuelo. Una estudiante denunció públicamente a su expareja también de esa casa de estudios de haberla agredido de manera física y sexual. Incluso, sostuvo que los padres de él eran docentes y temía que la universidad se desentendiera del tema.
En 2017, Huber Chacara, estudiante de Psicología de la universidad San Marcos, apuñaló a la estudiante Liset Linares cerca de los baños de la facultad de Química. Chacara no la mató a ella, pero sí a Erick Arenas, otro estudiante a quien acuchilló.
Ana Claudia Estrada
DESAFÍOS
Valeria Isla es secretaria de género de la Federación Universitaria de San Marcos y señala que la colectividad es vital.
«Estar organizadas es importante para tener una red de acompañamiento que nos haga sentir que no estamos solas o soles y la colectivdad genera grandes cambios. Define nuestra identidad como univeristaries que somos marginadas y precarizadas. La organización es una forma de resistencia al igual que en las calles y barrios que nos violentan».
Así organizadas como grupas y colectivas feministas, han podido detectar que existen algunos problemas visibles y hay preocupación por quienes abandonan la carrera universitaria.
«No se ha garantizado aún a las compañeras que son madres tener guarderías o espacios para amamantar y que estos se sostengan a través del tiempo porque lo que pasa es que algunas veces se instala o se abre un espacio y luego con los años se elimina o no se le da mantenimiento», sostiene.
«En el caso de las personas trans y personas no binaries, no se les reconoce; y no tiene que ver solo con el reconocimiento de la identidad sino también que se comprenda que por ser de clases económica bajas tienen necesidad de estudiar. Porque sino dejan la carrera, es una tendencia que mujeres que maternan o sufren violencia y personas trans son las que finalmente ante los obstáculos y la violencia dejan de estudiar. Y a eso se suma la corrupción porque las universidades están vinculadas a órganos de gobierno como el Congreso y partidos políticos. Esos partidos políticos también proyectan en las universidades y son agresivos y violentos», destaca Valeria.
Valeria Isla
Luz, Claudia y Valeria son parte de un equipo de feministas universitarias que lograron organizar el Encuentro Feminista Interuniversitario-EFI 2024, “Aulas feministas: Diálogos y acciones en el campus”, que entre sus objetivos impulsó proporcionar información detallada y relevante sobre problemáticas contemporáneas, como el acoso sexual por parte de docentes, autoridades y personal universitario, así como la discriminación persistente hacia la comunidad LGTBIQ+ en entornos académicos.
El encuentro fue una posibilidad de unirse y dialogar como activistas feministas, además de incentivar ese feminismo entre quienes quizá ya lo saben, pero aún no se animan a nombrarse.
Las estudiantes han podido elaborar diversas demandas a raíz del encuentro feminista:
-Falta que dentro de la malla curricular esté presente el enfoque de género y estudios sobre feminismo en todas las carreras
-Un Comité rspecializado en Género
-Capacitaciones a docentes en enfoque de género
-Apoyo de las autoridades para continuidad de talleres para combatir la violencia y promover el enfoque de género
El EFI, que tuvo asistentes de Arequipa, Cusco, Puno y Lima, se realizó en las universidades Pontificia Universidad Católica del Perú, Federico Villarreal y San Marcos, y donde participaron activistas feministas peruanas referentes de diversas disciplinas como expositoras.