“A un deportista [el acoso] lo trunca. Son secuelas que quedan en nuestra cabeza. Esos acontecimientos te molestan, te frustran, te hacen llorar. Quitarlos es muy complicado”
Deportista individual, 29 años
El acoso sexual en el ámbito deportivo no solo está invisibilizado, la legislación no lo reconoce ni menciona explícitamente y no existen procedimientos formales para realizar las denuncias que, al final quedan en arbitrariedades de las autoridades deportivas. Poco se habla del poder en el deporte, un poder que avasalla, que se aprovecha de los sueños, del talento, y que deja marcas permanentes.
Rompiendo el silencio: El acoso sexual que enfrentan las deportistas en el Perú, es un estudio presentando recientemente por la Fundación Deporte en Igualdad. La investigadora María Angela Calmet realizó entrevistas a 10 deportistas peruanas de alto rendimiento, de 8 disciplinas distintas, para acercarse a las características, causas y consecuencias del acoso sexual que sufren en el entorno deportivo.
Lo que halló con la investigación es que no existían cifras, datos o estudios sobre acoso sexual a deportistas, que la legislación y justicia deportiva no se han adaptado a las políticas nacionales que previenen, regulan y sancionan el acoso sexual, y que muchas de las sobrevivientes empiezan a ser acosadas cuando son menores de edad, algunas veces desde los 12 años.
“Muchos de estos casos ocurren cuando las deportistas son menores de edad, en algunos casos en deportes en los que inician a los 12 años, hasta que son adultas. Cuando ya son mayores de edad, el acoso sexual baja o es casi nulo. Pero, digamos, que los agresores aprovechan cuando son menores de edad”, sostiene Calmet.
Teniendo en cuenta que el alto rendimiento se alcanza sobre los 15 años, según el estudio, esto indicaría que para entonces ya muchas son sobrevivientes de acoso sexual y lo viven en silencio.
“Muchas prefieren no denunciar porque es el entrenador o el cuerpo técnico de quien depende que ellas vayan a una competición, es quien decide su entrenamiento, es quien asume una figura familiar casi paterna desde que empiezan en el deporte y son aún niñas. Para ellas es muy difícil saber qué está pasando o por qué está pasando esa situación de acoso sexual. Esas ganas, ese amor por el deporte, por representar al país, esa oportunidad que anhelan y por la que trabajan es aprovechada por quienes tiene ese poder, esa relación de poder es la que se visibiliza también en el estudio”, señala María Angela Calmet.
TIPOS DE ACOSO SEXUAL
Entre las formas de acoso sexual que recién las deportistas, se encuentran las supuestas bromas, como: “vamos a un hotel [seguido de risas]”, “¿cuándo vienes conmigo? ¿Qué te pasa?”, y las llaman “bebé” durante las sesiones de entrenamiento.
Otras formas incluyen amenazas y exhibición de fortalezas físicas de parte de los agresores para causar intimidación, y, en algunas oportunidades les piden fotos o se las toman, e incluso las filman sin su consentimiento.
“Ella a los 30 fue a un kinesiólogo. Te masajean. Me contó nerviosa que le había
tocado partes que ningún kinesiólogo había tocado antes y se sintió muy
incómoda. Nunca quiso que la vea nuevamente.”
Deportista grupal, 42 años
La violencia más explícita incluye tocamientos y/o caricias inapropiadas, así como contacto físico basado en la fuerza, como agarrar con fuerza partes del cuerpo de la deportista o haber sido besadas sin su consentimiento. Las entrevistadas han compartido numerosas historias en las que una sesión de masaje muscular con un miembro del personal provocó tocamientos y caricias inapropiadas. Además, expresan que este comportamiento de los miembros del personal era conocido por las deportistas desde hacía tiempo y se sentían incómodas cuando tenían sus citas de masaje muscular.
Esto podría recordar fácilmente uno de los casos más sonados en el mundo últimamente, el de Larry Nassar, el médico depredador sexual de la USA Gymnastics que abusaba sexualmente de atletas de alto rendimiento como la medallista Simon Biles o la exgimnasta Rachael Denhollander, aprovechando los momentos en que acudían a sus sesiones de masajes o por alguna lesión. Recibió una condena de 175 años de prisión.
“Es indispensable generar una data que no existe. Nosotras antes del estudio no encontrábamos data sobre acoso sexual en el deporte. Es urgente que esta data se siga generando para que haya una política pública, para que pueda comenzar a investigarse más el tema y saber qué más está pasando”.
EL PODER
“Había un entrenador con camarita, nos grababa para ver el estilo, pero grababa a las chicas en ropa de baño. Eran menores de edad. Descubrieron la información de la cámara y desapareció. Recuerdo viajar con ese entrenador, decía que nos quería hacer masajes para llegar a la competencia. Entró mi mamá conmigo a la habitación [del masaje]. Encontraron el video de masajes con mi mamá al lado.”
Deportista individual, 25 años
La investigación también revela la impunidad del poder que se vincula a la cultura machista, a las creencias normalizadas y en general al desprecio hacia las mujeres.
Algunas creencias normalizadas que han surgido desde los testimonios son: “Un entrenador no se verá involucrado en un episodio de acoso sexual porque tiene mucho que perder”, otra es “Si hubiera sido verdadero, grave o perjudicial, la deportista habría denunciado”, “Las reglas y procesos se aplican a todas las personas deportistas por igual”. Como vemos muchas de estas frases son también usadas en otras formas de violencia de género donde se olvida las graves afectaciones en la salud mental de las víctimas o sobrevivientes.
Algunas de las razonas por las que las deportistas no denuncian son: “Dependen del entrenador y hacen lo que les dice”, “Quieren continuar con su entrenamiento y una denuncia lo detendría”, “Quieren evitar el escándalo y mantener su reputación de deportistas”, “Sienten que sus compañeras no les brindarán el apoyo que necesitan”, “Desconfían en la respuesta de la dirigencia frente a su situación”, “La opinión pública las juzga negativamente como aprovechadoras o débiles”.
Esto es apenas una parte de la realidad que viven las deportistas en el Perú, se les exige un alto rendimiento, pero se oculta las situaciones y traumas del acoso sexual, se daña su rendimiento deportivo hasta que algunas abandonan el deporte, y otras afrontan embarazos no deseados, según la investigación.
EL DEPORTE ¿DESARROLLO?
Perú fue anfitrión de los Juegos Panamericanos en el 2019 y lo volverá a ser en el 2027, pero ¿es un país seguro para las deportistas?
Es claro que para las autoridades y para muchas personas en el país puede incentivar el turismo y el desarrollo, pero y la calidad de vida de las y los deportistas ¿no cuenta?
“Sabemos que el deporte es un catalizador del desarrollo social, no solo de hacer buenos ciudadanos. Los Panamericanos representaron una inversión grandísima, además de turismo asociado a competiciones internacionales. Si se evidencia que el acoso sexual es una problemática severa, sistémica, afectaría a los Panamericanos que no serán un espacio seguro para las deportistas o se pondría en cuestión si se realizan aquí o no porque es un espacio que no garantiza la seguridad de sus deportistas nacionales y de las delegaciones que van a venir. Es complejo y es necesario hacer ese análisis, porque hay gente que piensa que solo se afectan las personas que lo sufren y, en verdad, afecta a todos como país. Así como en los juegos dicen ganamos todos, pues aquí también perdemos todos si no se actúa”, señala Thalia Simich, coordinadora del informe Rompiendo el silencio.
Por ahora la intención del informe es visibilizar el acoso sexual en el deporte y que se pueda generar políticas públicas, pero es necesaria una modificación de la ley del deporte que incluya expresamente las sanciones al acoso sexual y las adecuaciones a protocolos de actuación.
“Al hacer esta investigación, a mí me ha sorprendido que hablando con gestores deportivos, presidentes de federación, entrenadores, cuando les hemos dicho que estamos haciendo una investigación sobre acoso sexual, todas las personas nos han dicho: “si pue, es necesario, pasa un montón”. O sea, es un secreto a voces en el que nunca se ha actuado. Nadie nos dijo ‘no eso no pasa’ o ‘debe ser un caso aislado’. Eso me llamó la atención sobre qué tan naturalizado está el acoso sexual. Creemos que, aunque no esté regulado en la ley, no significa que no se pueda incluir o que puedan trabajar en protocolos para enfrentarlo. Las organizaciones deben entender que es la seguridad de sus deportistas”, puntualiza Simich.
Para leer la investigación completa sobre el acoso sexual en el deporte pueden ingresar a @deporteenigualdad
Denuncias sobre acoso sexual y otras violencias de género en Comisarías, Linea 100 (La llamada es gratuita al número 100, desde un teléfono fijo o celular)