En una cita histórica, mujeres diversas, organizaciones feministas y de derechos humanos participan de una audiencia pública en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) para que se delimite el contenido y el alcance del cuidado.
¿Cómo llegamos hasta aquí? Todo empezó cuando en mayo de 2023, el -ahora eliminado- Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación (MMGyD) de Argentina, junto a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto presentaron la solicitud de Opinión Consultiva (OC) ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) sobre contenido y alcances del derecho humano al cuidado.
La entonces ministra argentina Ximena Mazzina dijo:“En todo el mundo, el 75 % de estas actividades son realizadas por mujeres. En Argentina, las mujeres dedican el doble de tiempo que los varones a hacer tareas de cuidado y domésticas. Como Estado tenemos la responsabilidad de reorganizar el sistema de cuidados hacia uno más justo”.
Ahora, a marzo de 2024, organizaciones feministas y organizaciones de mujeres en su diversidad, dígase, mujeres indígenas y afroamericanas, de América Latina y el Caribe participan de la Audiencia Pública: Opinión Consultiva sobre el contenido y alcance del derecho al cuidado. Y es que luego que Argentina pidió a la Corte IDH su opinión sobre el cuidado, llegaron más de 300 peticiones en el mismo sentido.
Tres días ha programado la Corte IDH para recibir todas las propuestas y análisis de las mujeres, del 12 al 14 de marzo.
La jueza Verónica Gómez preguntó sobre las preocupaciones de la niñez indígena, a lo que una de las representantes de Argentina señaló que hubo una consulta regional previa a la audiencia en la Corte, en la que niñas y niños manifestaron que al ver que se desmonta la Amazonía, o que viven en entornos de explotación minera, han creído necesario imponer una agenda en la que destaque que en muchos casos ya son cuidadores a temprana edad, sobre todo, las niñas.
“Ellas y ellos saben que van a padecer el cambio climático y la degradación del medioambiente, y ven cierta pasividad del mundo adulto den el tema del cuidado y el clima. Lo vinculan a su propia supervivencia y a la supervivencia de sus mayores, a la pérdida de tradiciones y las trasmisiones intergeneracionales, a la sobrecarga del cuidado. Muchas niñas ya se están haciendo cargo del cuidado de sus hermanos menores y de los adultos mayores. Muchas se quedan en sus casas hoy para cuidar a los abuelos y abuelas; entonces vinculan el tema del cambio climático al tener que ser cuidadores a temprana edad y ser cuidadores en el futuro”.
Desde Perú, Jennie Dador, secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, que representa a 70 organismos en diferentes territorios del Perú, informó que:
“En mi país, según fuente oficial, existen más de 1 millón 600 mil niñas y niños siendo cuidadores atípicos. Es decir, niñas y niños entre 6 y 11 años que deberían estar recibiendo cuidados pero que a su vez realizan cuidados. Y la encuesta nacional del uso del tiempo mas otras posteriores muestran que las niñas, desde los 12 años, dedican tres horas más que sus pares varones, al trabajo de cuidado, lo que dificulta su proyecto de vida”.
Dador sostuvo que son más de 15 los países con iniciativas en curso o políticas en proceso de implementación, algunos con reconocimiento constitucional y algunos con desarrollo jurisprudencial en sus altas cortes.
“Sin embargo, la dispersión normativa no garantiza su exigibilidad ante un funcionariado que responderá a su interpretación, ya que no existe una norma específica que garantice este derecho”.
Cecibel Jiménez, abogada del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, expresó que: «El derecho al cuidado está vinculado al principio de igualdad y no discriminación, así como al derecho a la igualdad ante la ley. A pesar de que los cuidados han cobrado mayor protagonismo debido a la pandemia e involucran a todas las personas a lo largo del ciclo de sus vidas, todavía existe una gran desvalorización de estas labores, que suelen encontrarse precarizadas y muchas veces no reconocidas».
Cynthia Silva, de la organización Demus, sostuvo que es importante reconocer los patrones socioculturales discriminatorios de género en nuestros países, como factores que perpetúan la sobrecarga de los cuidados en las mujeres, teniendo mayor impacto en mujeres racializadas, pobres y a las que desafían los moldes binarios de género.
EL AVISO ANTES DE PANDEMIA
Las mujeres tienen a su cargo 76,2 por ciento de todas las horas del trabajo de cuidado no remunerado, más del triple que los hombres.
En 2018, cuando aún ni se podía presagiar la pandemia, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en un comunicado, expresó la necesidad de duplicar las inversiones en la economía del cuidado a fin de prevenir una inminente crisis de los cuidados a las personas.
En el informe “El trabajo de cuidados y los trabajadores del cuidado para un futuro con trabajo decente”, precisó que “las cifras muestran que las mujeres dedican más de tres cuartas partes del tiempo empleado en el trabajo de cuidado no remunerado”.
Y evidenció que “los cambios radicales en las políticas deberían hacer frente a la creciente necesidad de cuidados y abordar la enorme disparidad entre mujeres y hombres en las responsabilidades familiares y de atención”.
La OIT también mencionó el informe Care work and care jobs for the future of work (Trabajo y empleo en el sector de la prestación de cuidados para el futuro del trabajo ), que indica que 2.100 millones de personas necesitaban cuidados en 2015, incluidos 1.900 millones de niños menores de 15 años y 200 millones de ancianos. Y que para 2030, este número debería llegar a 2.300 millones al sumarse otros 200 millones de ancianos y de niños.
Cabe destacar que la respuesta que dé la Corte será vinculante a los Estados que forman parte del sistema interamericano.