Mujeres de Nicaragua, Panamá,Costa Rica, Colombia, Guatemala y México se reunieron en Isla Arena, Campeche para compartir estrategias y experiencias en la defensa del territorio a partir de proyectos comunitarios, como parte del Círculo de Aprendizaje de Activistas y Defensoras de la Climate Fellowship de Amos Trust.
Amos Trust es una pequeña organización creativa de derechos humanos que trabaja en tres áreas: justicia para Palestina, justicia de género y justicia climática. Alexia Lizarraga, coordinadora del Climate Fellowship, explicó que esta beca busca ser una plataforma para el trabajo de mujeres defensoras y activistas en México y Centroamérica que son quienes están planteando las soluciones ante la crisis climática, a través de la defensa de la vida.

Durante una semana 20 mujeres facilitaron y participaron en talleres sobre el cuidado y la salud menstrual, la fermentación y la recuperación de saberes alimentarios, clases de jarana, narrativas territoriales, plantas medicinales, el conflicto como parte de la organización, entre otras actividades de aprendizaje.
Cada una de ellas lidera proyectos donde la defensa del territorio es indivisible de las acciones contra el cambio climático, pues son los monocultivos, el turismo masivo, las grandes industrias y falsas promesas de desarrollo lo que ha deteriorado la vida humana y no humana de las comunidades.
Tsitsiki Hernández, activista de la meseta purépecha de Michoacán, compartió que el pueblo purépecha enfrenta amenazas por la agricultura industrial que está acabando con el agua y las formas de vida tradicionales. “La tierra se está rentando y es nuestra misma gente quien va a trabajar ahí sin garantía de derechos ni salarios dignos. No queremos ser esclavos de nuestras propias tierras”, dijo.
Las participantes coinciden en que el rol de las mujeres en las comunidades es activo pues son ellas quienes resguardan los conocimientos que protegen la vida. En asambleas comunitarias, añade Tsitsiki Hernández, las mujeres constantemente tienen que recordar a los hombres que el recurso más importante está en la naturaleza y no en el dinero, pues es el territorio (el agua, los bosques, la tierra fértil) el que genera las condiciones para la vida digna. Ellas priorizan la conservación del agua y las plantas medicinales, mientras que los hombres pueden inclinarse por intereses económicos a corto plazo.

Amos Trust considera importante el cruce entre género y justicia climática porque la crisis impacta de forma diferenciada a los cuerpos de las mujeres. Durante las jornadas de aprendizaje, las participantes discutieron sobre cómo las mismas amenazas al clima se traducen en inseguridad, enfermedades y desgaste en los cuerpos de las mujeres.
Sin embargo, el gozo y la esperanza también fueron temas medulares. La comida, la fiesta, la compartencia y la alegría son una constante en las formas de vida tradicionales y en la cotidianidad de los territorios. “Defender el territorio implica que haya condiciones dignas para quedarnos como jóvenes, donde podamos vivir felices. Encontrar esas condiciones tiene que ver con el gozo y la alegría, desde comer, aprender, sanar y compartir”, dijo Valiana Aguilar, activista del territorio maya de Sinanché, Yucatán.

Los proyectos de las participantes van desde brigadas de mujeres que combaten el fuego restauración ambiental, purificación de agua, plantas medicinales, intercambio intergeneracional de conocimientos ancestrales, revitalización del sistema agroforestal de chinampas, agricultura liderada por mujeres y documentación de conocimientos culinarios ancestrales en distintos países de Centroamérica y estados de México como Morelos, Michoacán, Aguascalientes, Puebla, Oaxaca, Yucatán.