En gobiernos de derecha y de izquierda se quitan derechos a las mujeres y la diversidad sexual. Se cierran ministerios, se degradan o unifican áreas destinadas a la igualdad. Se habla de la ideología de género como un cuco inventado para prohibir la educación sexual. Se patologiza a la población trans y se vuelven a poner barreras para su educación e inserción laboral. Se borra o pone en duda la protección a las víctimas de violencia de género, se cortan las líneas de ayuda y se reduce el presupuesto para acompañar los procesos de autonomía económica.
Por Luciana Peker, desde Madrid*
En Argentina, el gobierno de La Libertad Avanza cerró el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad. No se lo bajó de rango ni se modificó el organigrama administrativo. No se dejó nada. El presidente Javier Milei asumió el 10 de diciembre del 2023 y cumplió su promesa de eliminar el Ministerio de Mujeres (enfocado como objeto de odio entre sus objetivos de campaña) y abrió la Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género, a cargo del Ministerio de Capital Humano. A fines de mayo pasaron el organismo que quedaba, como si fuera una flor que va perdiendo sus pétalos hasta que solo conserva el cabo, al Ministerio de Justicia. Pero todo se lo llevó el viento. En un principio estuvo a cargo Claudia Barcia, fiscal de la Ciudad de Buenos Aires, pero el 6 de junio la funcionaria se tuvo que ir cuando se enteró –por WhatsApp– que el Poder Ejecutivo disolvió el área de ayuda a las mujeres golpeadas.
El escándalo por la denuncia contra el ex Presidente Alberto Fernández por violencia de género -que demuestra que los que están a favor de las políticas contra la violencia de género son capaces de ejercerla y los que están en contra de las políticas contra la violencia de género son capaces de cumplir con sus promesas, pero, que, sin polarización, se unen para terminar con la ayuda a las víctimas de violencia de género- llevaron al vocero presidencial, Manuel Adorni, a sostener que la Línea 144 (para pedir ayuda) sigue funcionando. Sin embargo, la Línea 144 sufrió un recorte presupuestario del 25%, según un monitoreo del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA). Mientras que el programa Acompañar para que las mujeres golpeadas cuenten con el equivalente a un sueldo mínimo, durante medio año, disminuyó el 80% en la ejecución presupuestaria. “Las líneas de ayuda, como el 144, sufrieron una reducción de personal del 38%, quedaron dos trabajadoras por turno, la 137 (de violencia sexual) no existe más, el programa Acompañar que daba apoyo económico a víctimas de violencia pasó de ayudar a 34.000 víctimas a 430”, enumera la activista y abogada Lala Pasquinelli.
Lala Pasquinelli es la creadora de “Mujeres que no fueron tapa” en Instagram y autora del libro “La Estafa de la Feminidad (cómo la belleza nos educa para ser sumisas)”, de Editorial Planeta. Ella enmarca: “Los retrocesos son abrumadores, y en todos los frentes: lo formal, lo simbólico, lo material. Toda la política de ajuste afecta a las mujeres, si hay recortes en salud son las mujeres las que deambulan de hospital en hospital con hijes y familiares para que los atiendan o para conseguir un remedio. Los comedores siguen sin recibir alimentos y son las mujeres las que ponen el pecho”. No es solo lo que no hay, sino lo que se demoniza. Eso genera que no solo el Estado ya no tenga políticas públicas, sino que se desmovilice a un sector social que queda perplejo, aislado, atomizado y rumiante frente a los ataques.
Argentina pasó de ser un país de vanguardia a ser la vanguardia de los ataques a las mujeres y a la diversidad sexual. El espejo que hacía de la marea verde una ola gigante en la región hoy legitima un retroceso que no se puede mirar con lupa en un solo mapa, sino mapear de modo universal, continental y nacional -con sus diferencias- pero como un fenómeno global. Cada escenario tiene sus puntos cardinales, pero el punto es hacer palanca para atrás y generar una falsa nostalgia que huya hacía el pasado. “Se ha prohibido la perspectiva de género en los ámbitos culturales, la perspectiva de derechos humanos y hay una clara y manifiesta construcción del feminismo y del movimiento de mujeres y disidencias como un enemigo, para dar una supuesta “batalla cultural” que, en realidad, no es más que un entretenimiento para tapar la crueldad que implica el hambre”, refuerza Pasquinelli.
En Argentina se aprobó el reparto gratuito de anticonceptivos en el 2002, la educación sexual en el 2006, el matrimonio igualitario en el 2010, la ley de identidad de género en el 2012 y el aborto legal en el 2020. El calendario ahora parece “Volver al futuro” con un calendario que da marcha atrás. En Argentina, el gobierno de Milei, para el día de las infancias compartió un spot en donde decía que volvía a referirse a la jornada como “día del niño” y que rezaba: “Nuestro propósito es que todos los niños crezcan en un ambiente sano y seguro lejos de quienes promueven la ideología de género atentando contra su integridad”. El activista trans Giovi Novello y autor del libro “El secreto más profundo”, de Editorial Planeta apunta: “Los retrocesos son claros. Las conquistas que creíamos saldadas dentro de las instituciones educativas, de salud, recreativas se desdibujan y quedan a voluntad de las personas que estén ocupando esos espacios. La falta de Educación Sexual Integral (ESI) que incluya a las niñeces trans hace que nuevamente queden expuestos a violencias de parte de los propios directivos, con el agravante que los discursos de invisibilización y patologizantes son avalados desde el mismo gobierno, lo que hace que los activistas cada vez tengamos menos herramientas para acompañar. Antes había que hacer trámites administrativos, pero ahora se comienzan a judicializarse por la cantidad de complicaciones que pone el Estado. La desinformación pública que está difundiendo el gobierno acerca de las personas trans hace que toda una sociedad cargue un odio sobre nuestras identidades que nos pone en peligro”.
“La corta expectativa de vida de las personas trans en la Argentina comenzaba a cambiar entendiendo que la conquista de derechos hacía que tengamos vidas más dignas, cupos laborales, acceso a la salud y que las niñeces finalicen sus estudios. Volver a hablar de niños y niñas expulsados de sus escuelas por su identidad es retroceder a la cadena de niños abandonando la escolarización y a los que después les cuesta el doble conseguir trabajo, que se quedan sin estudios, sin trabajo, sin vivienda y que terminan en el camino que históricamente se nos adjudicó: el trabajo sexual”, advierte Novello.
En Perú hubo un intento de patologizar a las personas trans. Las protestas del colectivo LGTBIQ lograron que se retrocediera con el retroceso. Pero en un mundo en caos desinformativo nada de lo que se quiere hacer para señalar con el dedo a los que quedan en los bordes sociales no tiene efecto en la calle, en la cultura y en la amenaza latente contra quienes no se reconocen en lo que le dijeron que debían ser y quieren ser lo que eligen.
La idea de la extrema derecha es nombrar ideología de género a la Educación Sexual Integral y generar un debate que apasiona a los sectores anti feministas. Pero muchas feministas no quieren entrar en ese juego y prefieren esquivar esos gestos simbólicos y hablar de la pobreza infantil. La psicoanalista argentina Martha Rosenberg, fundadora y pionera de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito de Argentina enmarca: “El escándalo de la corrupción anterior y la violencia de género en la cúpula del poder formal hace de tapadera al saqueo actual que la política del gobierno mileista presenta como un éxito sobre las demandas del hambre y la libertad de la mitad de la población”.
En Honduras gobierna Xiomara Castro. Pero las mujeres ya no son garantía para los derechos de las mujeres. “Justo que hay una presidenta y que se ha considerado una gran victoria para el país y con muchas feministas en el gobierno se ha dado la espalda al derecho al aborto y a las libres elecciones. La Presidenta vetó una ley a favor de la educación sexual para niños y niñas y su Ministro de Educación, al lado de un pastor evangélico, rompió las guías y mostró su respaldo a los valores de las iglesias. Eso evidenció el retroceso del país”, graficó la escritora y activista feminista Melissa Cardoza e integrante de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos y la Asamblea de Mujeres Luchadoras de Honduras.
Uruguay fue un país pionero en aprobar la Interrupción Voluntaria del Embarazo, en el 2012. Sin embargo, ahora se presentaron proyectos de ley para derogar la ley contra la violencia de género. En épocas de información falsa y de desinformación que no se logre derogar no alcanza. La marcha atrás tiene que encender los motores de alerta. “En el parlamento están en estudio tres proyectos de ley que fueron presentados por partidos que integran la coalición de gobierno y uno de los proyectos fue presentado por el Poder Ejecutivo y lleva la firma del Presidente Luis Lacalle Pou. Y no es casual que se presentaron en un lapso de dos meses, entre marzo y mayo de este año, en el último año del gobierno de derecha, antes de las elecciones de octubre. Hay muy pocas probabilidades que se aprueben en esta legislatura, pero, de todos modos, implica un retroceso a nivel discursivo poner en debate, aunque no esté sustentado, que hay un aumento de denuncias falsas, que las mujeres mienten y que meten cosas en la cabeza de los hijos sin mencionar el falso Síndrome de Alienación Parental (SAP) frente a denuncias de abusos sexuales de parte de los padres. Repetir esa mentira como loros eso es un retroceso y más en un país en el que pensábamos que estábamos exentos de los embates anti derechos de la región”, explica Stephanie Demirdjian, periodista y editora de feminismos en “La Diaria”.
Hay ataques que se convierten en transformaciones reales. Por eso, no se pueden subestimar los ataques. Hay otros ataques que se quedan en el ímpetu. Pero que, de todos modos, llevan un dardo que envenena. Y algo fundamental: los ataques no son aislados. Los modos de información actuales son en burbuja. Ni siquiera son los medios que cada persona lee, sino que cada persona lee lo que su algoritmo le ofrece en bandeja. Cada persona se maneja con su propia pompa de burbujas y cree, o termina creyendo, que su burbuja es el mundo. Pero hay que volver a ver el mapamundi más que el GPS y hay que ver el círculo más que las burbujas. En Uruguay también quisieron derogar la ley de violencia de género y generar una ley de violencia doméstica. Lo doméstico vuelve a ser el centro de la idea de lo femenino y el único lugar en donde -supuestamente- se podría ayudar a las mujeres. No sería víctima una chica que sale de fiesta y es abusada. Sería víctima una esposa que se queda en la casa. Y, por sobre todo, se tacharía la idea de violencia de género y se la reemplazaría por una vocablo que se utilizó en los inicios de la problemática y que quedó perimido: violencia familiar. La familia. La santa familia. Incluso la violenta familia. No la diversa familia. Pero la familia es el fin de por qué se quiere poner fin a una mirada que pone límite a lo que se puede hacer en una familia y a lo que no se puede hacer. No es no. Y en la familia también.
“No es casual que se ponga en cuestión la voz de las mujeres y la violencia de género. Son proyectos regresivos que dejarían desprotegidas a las mujeres que denuncian, pero que existan los proyectos y que el tema esté en debate es un retroceso”, resalta Demirdjian. El Río de la Plata tiene diferentes escenarios, pero, más allá de los resultados electorales, en ninguna punta del río, se quiere barrenar a contracorriente. Las mujeres tienen que cuidar lo que ganaron, en una punta y, en otra, tienen que lamentar lo que perdieron. Y, en todos lados, están acusadas de mentir y la mentira se vuelve una forma de argumentación sin fundamentos. El cono sur se puede volver un cono de silencio. En Paraguay el 22 de agosto del 2023, se aprobó, en la Comisión de la Familia, Niñez, Adolescencia y Juventud del Senado un proyecto sobre la prohibición de la enseñanza con ideología de género en instituciones educativas.
No es una pandemia, ni un virus que se expande. Pero la excusa de la poética inventada como villana “ideología de género” se cuela por las fronteras porque no es una excepción, sino una orquestación internacional. En El Salvador, el presidente Nayib Bukele arremetió, a fines de febrero del 2024, contra la perspectiva de género y decidió que no se incluya en la educación pública. “Confirmado: todo rastro de la ideología de género lo hemos sacado de las escuelas públicas”, posteó el ministro de Educación José Mauricio Pineda. Bukele tomó la decisión después de reunirse con Donald Trump y Javier Milei en Estados Unidos, en la Conferencia de Acción Política Conservadora, que se realizó en Estados Unidos. En los años 70´el Plan Cóndor comandó los golpes militares en Sudamérica desde Estados Unidos. Ahora la unidad no es para sobrevolar, sino para silenciar.
En Perú gobierna una mujer y una mujer que no fue electa, pero que, sin embargo, destruye la política para las mujeres. Sin ni siquiera el respaldo de los votos. Los tratados internacionales con jerarquía constitucional y las leyes aprobadas muestran que más allá de los vaivenes electorales las políticas públicas para garantizar los derechos de las mujeres y la diversidad sexual no pueden eliminarse. Sin embargo, en América Latina, se da un escenario de gobiernos electos, de gobiernos no electos y de democracias con autoritarismos de izquierda y de derecha, que no respetan el estado de derecho y el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. Pero además usan estrategias que son figurita repetida. En el álbum de la realidad latinoamericana quitar organismos contra la violencia de género está en la página de casi todos los países. El proyecto de Dina Boluarte es anular el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), pero la forma elegante de decirlo es ablandarlo con la terminología “unificar” con el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS).
La abogada feminista Parwa Oblitas, especialista en género, subraya: “Perú se encuentra en un hondo colapso y una crisis permanente de corrupción y de grave violación a los derechos humanos que se agudizaron en el gobierno de Alberto Fujimori, en los 90´, como en los casos de esterilizaciones forzadas, con muchos presidentes ocupando el cargo, cierres del Congreso y la destitución de Pedro Castillo, indígena y campesino. Hace más de un año y medio está en la presidencia Dina Boluarte y ya hay más de 60 muertos por protestas contra un gobierno ilegítimo. La criminalización estuvo cargada de estigmatización y racismo. También aumentó la pobreza y la pobreza extrema. Y ahora fusionar el Ministerio de las Mujeres sería un grave retroceso ya que el Ministerio lleva más de 30 años y ha promovido políticas que, si bien no alcanzan, combaten la desigualdad de género en el país”.
La activista, feminista, poeta y profesora de Ciencias Sociales en la Universidad de San Marcos, Violeta Barrientos conecta: “Ahora están con la moda Milei y quieren fusionar ministerios para ir invisibilizando. Por eso, se propuso poner un Ministerio de la Mujer dentro de otro para ir diluyéndolo. Era muy escandaloso convertirlo en Ministerio de la Familia. El gobierno está lleno de parches, pero tiene una dirección política conservadora y de extrema derecha que quiere seguir la dirección de Milei. Además, se busca favorecer la minería ilegal, destruir la institucionalidad, que se concentren los poderes en el Congreso, poner en sus manos el Poder Judicial igual que en Venezuela para maniatar al país antes de las anunciadas elecciones del 2026. También quisieron controlar las ONG´s como hicieron en Nicaragua con un claro ideal autoritario. Pero la reacción de la gente no se hizo esperar y se generó rechazo callejero, con un claro repudio general”.
No es una noticia, sino una constante. No pasa en un lugar, sino en muchos. América Latina va a contramano del progreso y retrocede después de décadas de avance.
*Este artículo fue producido con el apoyo de Agencia de Noticias InnContext
Luciana Peker es periodista y escritora, activista feminista exiliada en el gobierno de Javier Milei ante los ataques de simpatizantes del actual presidente de Argentina. Es autora de Mujeres ferroviarias, experiencias de vida sobre rieles (2015), La revolución de las mujeres no era solo una píldora (2017), Putita golosa, por un feminismo del goce (2018) y La revolución de las hijas (2019).